jueves, 20 de octubre de 2022

LA NARRACIÓN COLABORATIVA

Emancipar o dar voz a otros 


Propia de los modelos de investigación participativa. Está orientada a que los participantes narren sus experiencias, reflexionen sobre ellas y le otorguen un significado colectivo, en el marco de su propio contexto cultural y con su propio lenguaje.

La narración colaborativa impugna el concepto de “otredad”, por cuanto es colectiva. El concepto del “otro” se sumerge en “el todos”, es decir los que forjan el significado de sus propias experiencias y conocimientos.

Los participantes tienen voz respecto a la manera de cómo narran y discuten sus vivencias y tienen voto para decidir el modo en que socializan la palabra en colectivo. En consecuencia, para que la narración colectiva pueda representar una multiplicidad de voces debe en primer lugar, incrementar el discernimiento moral y ético entre los participantes, en procura de la transformación social. En segundo lugar, deben aproximarse a una noción colectiva de comunidad, sustentada en la interacción y en el carácter vivencial, cotidiano, experiencial de las diversas situaciones sociales que se reproducen en colectivo. 

En la narración colaborativa, se parte del supuesto que todos tienen algo importante que decir, con opiniones y dilemas específicos para alimentar de manera recíproca las vivencias de los otros. Es una manera de reposicionar el discurso que se desarrolla en la noción colectiva de comunidad.

En tal sentido, cuando se narra y se describir lo que se siente, se cuentan abiertamente las experiencias, se despliega un sinnúmero de interacciones personales, con respeto hacia el colectivo y con muestras de solidaridad cuando se comparte genuinamente el discurso de “lo bueno y lo malo”.

En el proceso de narración colaborativa se despliegan un conjunto de acciones y habilidades cognitivas, expresivas, lingüísticas y sociales, tanto por quien representa la experiencia y la cuenta, como por quien funge como el interlocutor, el que escucha e internaliza la experiencia. En tal sentido, el narrador principal establece relaciones de espacio y tiempo para ubicar a los interlocutores, a los miembros de la comunidad en un contexto determinado. Asimismo, elabora y socializa las representaciones mentales de las ideas, de las cosas y de los personajes que pueden ser compartidas y complementadas por el resto de la comunidad. En lo concreto, el narrador principal conoce su perspectiva, por  lo que es capaz de describir y reflexionar acerca de su experiencia, mientras que el resto de la comunidad interpreta el discurso del narrador, lo comparte y lo hace suyo.   

Compartir la experiencia en un colectivo le confiere a la narración un sentido lógico, argumentativo, crítico que conduce a revalorizar y alimentar el discurso con nuevas ideas, lo que constituye el eje central de la narración colaborativa.  

En imagen el Museo de Arquitectura, luego del dictado del Taller Experimental de Fotografía con Felix Gerardi, en el año 2019. Quienes vivimos la experiencia, narramos de manera colaborativa nuestras vivencias. 

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Para profundizar el tema expueto los invito a revisar el siguiente artículo 

Zerpa A., I. (2012). La experiencia de narración oral: un espacio para profundizar procesos identitarios con perspectivas de género en el CEM UCV. DIversité REcherches et terrains, (3). Disponible

https://doi.org/10.25965/dire.332

Teresita Pérez de Maza